Hijos de-mente

Nunca es la escopeta, ni siquiera el dedo, es la "mente". No es la mecha ni las manos que la prenden, es la "mente". Esa misma mente que cada año asola y desola nuestros montes, nuestras almas y nuestros corazones. "Mentes" que ejecutan los hábitats de nuestra fauna, dejando sin hogar a miles de animales año tras año... y siempre lo mismo. 
Eso en el mejor de los casos, ya que el exterminio de nuestro "patrimonio animal" se va mermando sin que nadie con un poco de humanidad pueda pararlo. 

El campeonato nacional de la caza del zorro llega precisamente en ese momento en que los animales son más vulnerables y están más desprotegidos. Sin hogares, sin apenas comida... Presas fáciles para unos cuantos llamados deportistas.

Países y civilizaciones se juzgan por la forma que tratan a sus animales. Galicia pasará a la historia por incentivar tal masacre, no hablo de maltrato, hablo de asesinato.
Los animales no están en los montes para diversión de algunos, sino para mantener una cadena ecológica que mañana disfrutarán nuestros hijos.

Pero... ¿Cómo educan esas "mentes" la mente inocente de sus hijos? ¿Falsa moral?
Hijos que serán pobres en cultura, pobres en moral, pobres emocionales y sobre todo pobres en amor por la vida.

Serán unos "Pobres hijos de mente"

No a la caza del zorro!


Lupe Bicos.



CUANDO ME ARDE EL CORAZÓN.

En primerísimo lugar, y no puede ser de otra manera, decir lo orgullosa que me siento de los gallegos que, una vez más, nos unimos cada vez que una tragedia nos llega de frente.

Mi más sentido pésame a los familiares de los fallecidos. Que descansen en paz.
A los que han perdido sus casas, ofrezco la mía, ofrezco ayudar en cualquier labor que sea necesaria. No es una solución, lo sé, pero es todo cuanto puedo dar. 

Orgullosa de esos gallegos de a pie, de los de verdad, de los que sienten la tierra como su propia madre y la madre de sus herederos. De los que entienden el valor real de la naturaleza antes de perderla.
Dar las gracias a quienes no siendo gallegos y sin importar banderas, han arrimado el hombro como han podido y sabido, han dado ánimos desde otras ciudades e incluso se han trasladado para no dejarnos solos. Infinitas gracias por ello. 

Nuestro país hermano Portugal, que la tragedia es aun desoladora, mucho ánimo y todo mi apoyo en lo que pueda hacer falta. Nuestros hermanos asturianos, que también les ha tocado vivir esta oleada irracional de incendios. 

Y después de estos agradecimientos, que los alargo al infinito por y para siempre, paso a opinar de manera única y extraordinariamente personal mi reflexión sobre esta masacre ecológica y que por propia voluntad me incita a dejar por un tiempo las redes sociales. 

Redes sociales que lo politizan todo, redes sociales que creamos nosotros. Y por ello creamos falsedades, calumnias, injurias, acusaciones sin el más mínimo criterio, sandeces, insultos fáciles, confusiones, alteraciones y necedades que a mi humilde parecer se descontrolan como el fuego que estos días nos visitó.

Me avergüenzan mis "paisanos sensacionalistas", si si, esos que buscan las mejor fotografía y la que más pena da. Tal vez por un alarde y minuto de gloria en las citadas redes sociales. Esos mismo que ponen en riesgo su vida sin darse cuenta (o sí) que también están poniendo en riesgo otras vidas, que están literalmente estorbando a quienes tienen que hacer su trabajo y los que están ayudando como pueden. Coches y motos, parados en medio de carreteras con cámaras y teléfonos móviles. Vídeos absurdos en los que van personas grabando y se las escucha gritar de desesperación y miedo. Una pena que lo viral se ponga de moda. A qué precio?

Redes sociales en las que he visto a muchos de estos llamados naturalistas insultar al gobierno, a las patrullas, o a quien sea, de incompetentes. Naturalistas de sofá y manta con su ordenador delante que, erróneamente dan crédito a todo lo que aparece en las redes sociales y tan sólo copian y pegan. Naturalistas que no han pisado en su vida el monte. También, sí, me avergüenzo de éstos "naturalistas", ¡y mucho! 

Me avergüenza de sobremanera todos los que aprovechando la situación, culpan a otros. Me da coraje ver banderitas radicales, casi antisociales algunas. Me avergüenzan estos llamados galeguistas que se pasan horas delante de sus ordenadores o teléfonos atacando a partidos políticos pero que no saben defender su tierra, ayudar a pie de monte, o sencillamente empatizar con el resto del pueblo, ese mismo que comenté anteriormente que no entiende de banderas, sino de valores. No era el momento, sencillamente no lo era. Galeguistas radicales que ponen frases (de copia y pega nuevamente) muy bonitas y muy vistas también. Pues bien, a todos estos... no los he visto en su lucha por tu "patria galega" y eso me anega el alma de basura mental y de pena. 

Culpables, ¡los hay! Sin duda alguna, pero dejemos trabajar en ello (no es tarea fácil) a quienes deben hacerlo. Nos guste o no, tenemos que delegar las tareas a quienes correspondan. Para bien o para mal. Y cuando no estemos conformes, sólo en ese momento, es cuando tenemos que salir a la calle, y protestar. Pero si señores, sí, a pie de calle. Y no en redes sociales en el calor del hogar con nuestra bebida preferida delante. 

¿Nadie se ha parado a pensar que nosotros también tenemos gran parte de culpa en esto que ha ocurrido? Qué bonito es eso de: "Vivamos como galegos" que tan de moda se ha puesto. Y me pregunto, ¿Qué es vivir como galegos? Y me respondo también: Vivir como galegos es tener tres meses de fiestas en toda Galicia, disfrutarlas, sentirlas, compartirlas. Pero... Al igual que tenemos de derecho de disfrutarlas y presumir de ellas, también debemos de tener un tiempo, para esa parte de nuestra tierra, la más importante, nuestro monte. ¿Cuántos se dedican a limpiar de maleza fincas y montes? Comuneros, particulares, concellos... Ahh, no, para eso no hay tiempo. Claro que tener durante todo el invierno y primavera matorral al lado de nuestras casas no es importante. No es importante hasta que llegan situaciones como la de estos días pasados. Cuidado! No nos engañemos, NO ESTOY A FAVOR DE LOS INCENDIARIOS. Pero estoy a favor de ponérselo muy difícil. Pero para ello, hay que dejar un ratito las redes sociales y dar el callo. Que todos podemos, si realmente queremos. 

Intereses en quemar montes, los habrá. Claro que los habrá! Pero no puedo decirlo y mucho menos asegurarlo porque sencillamente no lo sé. Aunque en las redes sociales parece que lo tenéis muy claro. Caray, qué ingenua soy. Y claro que saldría a la calle a pedir cambios de leyes, cambios de penas... Pero no en plena vorágine de tal acto terrorista. Sencillamente he preferido hacerme yagas en las manos y luchar por lo que tengo y sobre todo por lo que deseo dejarle a mis hijos. Una tierra verde como desde niña la he conocido. 

Ante todo el pánico, nerviosismo e impotencia vivido estos días he escuchado a personas desconsoladas, (como es evidente, yo también lo estaba) decir que no hay medios, y que los que hay no hacen nada. Yo creo que hacen o hicieron lo que podían, era una situación de un descontrol jamás vivido, y no por la falta de efectividad de los medios desplazados a las zona afectadas, sino por la situación del clima que estamos padeciendo. Tanto el ejército, los brigadistas, los bomberos, etc. No pueden hacer nada mientras no se les de la orden. Las órdenes para bien o para mal vienen de "arriba". De eso se trata la coordinación y cada uno en su puesto, que para eso se supone que cada quien tiene un puesto de trabajo. Acertados o no, siempre se les va a criticar. Pero entiendo y empatizo con las personas que digan estas cosas cuando ven que sus casas están al límite de esfumarse. Pero no lo entiendo por parte de los cientos de miles de personas que cómodamente lo critican desde sus casas a través de las redes sociales. 

El gobierno siempre tiene la culpa. Siempre! Si hace una cosa... porque ha hecho esto!! Si no la hace... Porque no ha hecho esto! ¿Recordamos a otro gobierno hace 11 años? Guadalajara 2005, once bomberos muertos. ONCE!! Y todo porque la situación estaba descontrolada por el fuerte viento. Los vecinos se quejaban, presionaban porque no se enviaban los efectivos. Tanta presión hizo que se diera la orden. El desenlace lo acabo de escribir. Acto seguido se culpa al gobierno de turno por dar dicha orden. Conclusión: Siempre va a estar mal. Pero pongámonos en el pellejo de esas personas, aunque sea un ratito. Intentémoslo. 

También estoy un poco indignada con los servicios de meteorología, son "capaces" de prever con veinte días de antelación el curso de un huracán que está a miles de kilómetros por el Atlántico, (que ya hemos visto en que ha quedado en Galicia), y no son capaces de decir a qué hora lloverá con margen de doce horas? Puro y vano alarmismo. 

En definitiva, ayudemos cuando debamos, hablemos cuando sepamos lo que decimos, comuniquemos algo que hemos verificado, protestemos en su momento y sobre todo no nos rindamos. Galicia es fuerte y sus gentes aun lo son más. Entre todos estoy segura que encaminaremos de nuevo esta negra sombra que tenemos hoy por alfombra a un nuevo manto verde lleno de árboles y bosques llenos de vida. NO NOS VAMOS A RENDIR. 

Este tsunami de fuego que nos haga aprender, más si cabe, que no van a poder con nosotros, que vamos a seguir luchando hoy y siempre. Nuestros bosques volverán a tener magia, trasnos, meigas y santa compaña. No podrán con nuestras leyendas, conxuros e historia. Galicia reverdecerá y volveremos a ver nuestro maravilloso cielo limpio. Nuestras corredoiras serán aceras con escaparates naturales como siempre los recordamos. Izaremos una sola bandera, la del aire limpio y puro. Una bandera invisible que tan sólo la percibirá los que realmente amamos la naturaleza. Las gentes de verdad, las que les arde el corazón cuando arden las raíces.

Lupe Bicos.





Lissotriton boscai


Lissotriton boscai

(dentro y fuera del agua)
Ninguno de estos animales ha sufrido el menor de los daños, han sido respetados y tratados con el máximo cuidado y en su medio.

El Tritón ibérico es una especie de anfibio urodelo de la familia Salamandridae, endémico de la mitad noroccidental de la Península Ibérica.
De tamaño pequeño, compacto, de hocico redondeado.
A menudo con un surco longitudinal.