Un mismo mar.


Un mismo mar.
Siempre aplacible, a veces rencoroso, plácido, ofendido, soñador o esperanzado.
Peces reencarnados en almas desaparecidas, y soñadoras con lágrimas de esperanzas.
Suerte quien tenga el placer una y otra vez de volver a disfrutarlo.
Desafortunado quien tenga la desgracia de no volver.
Belleza brava o mansa, según el sosiego de quien lo observa o el desasosiego de quien espera impotente.
¿Lo escuchas? Puede contarte leyendas de cuentos y cantos de sirenas.
¿Lo oyes? Puede contarte milagros, lamentos o contar barcos que van... simplemente van.
Tu mar, mi mar, su mar. Un mismo mar que tiene la misma música, la misma magia y la misma furia.
Un mismo mar que nos calma, que nos cautiva y que nos entristece.

Dedicado a todos los que han perdido la vida en nuestro mar. Un mismo mar.